Camus, prisionero de la libertad
A un año del centenario del nacimiento de Albert Camus, que se cumplirá en noviembre de 2013...
Hace unos días las agencias de noticias se agitaron a raíz de un
alboroto con típico gusto francés y algo más. A un año del centenario
del nacimiento de Albert Camus, que se cumplirá en noviembre de 2013, la
mega exposición planeada para conmemorarlo en Aix en Provence –la
ciudad donde está depositado el legado del autor de “El extranjero”–
parece estar a punto de naufragar por las internas locales que intentan
sacarle rédito político al aniversario. Algo similar a lo que quiso
hacer el ex presidente Nicolás Sarkozy al cumplirse los 50 años de la
muerte de Camus, cuando propuso trasladar sus restos –hoy en el modesto
cementerio de Lourmarin (Luberon)– al ilustre Panthéon de París. También
entonces las internas –esta vez familiares– dejaron la mudanza para
otra posteridad: los hijos gemelos del escritor, Jean y Catherine, no se
pusieron de acuerdo y la iniciativa quedó en una tensa inmovilidad.
La muestra en Aix en Provence sigue igual de estancada por “los egos sobredimensionados, las perrerías de la política politiquera, las patologías mentales, las intrigas de palacio, la morgue de la impotencia universitaria, la ñoñería de una ministra que confunde el uso público del dinero con el castigo ideológico, la abulia de las instituciones culturales…”, escribió en Le Monde el filósofo Michel Onfray, último curador renunciante de esta exposición a la deriva.
Por fortuna, no todas han sido malas noticias alrededor del legado de Camus. En marzo de este año se desempolvó de los Archivos Nacionales de Ultramar un artículo extraviado que el autor de “La Peste” había escrito el 25 de noviembre de 1939 para Le Soir Républicaine de Argel. En Francia regía la censura y el texto nunca salió a la luz, hasta ahora. Allí define los cuatro mandamientos de la prensa libre: lucidez, desobediencia, ironía y obstinación. El periodismo –escribió Camus– debe “rechazar lo que ninguna fuerza le podría hacer aceptar: servir a la mentira”. Más de siete décadas después, sus palabras arden como una antorcha que ilumina este presente amenazado por tantos oscuros abismos.
La muestra en Aix en Provence sigue igual de estancada por “los egos sobredimensionados, las perrerías de la política politiquera, las patologías mentales, las intrigas de palacio, la morgue de la impotencia universitaria, la ñoñería de una ministra que confunde el uso público del dinero con el castigo ideológico, la abulia de las instituciones culturales…”, escribió en Le Monde el filósofo Michel Onfray, último curador renunciante de esta exposición a la deriva.
Por fortuna, no todas han sido malas noticias alrededor del legado de Camus. En marzo de este año se desempolvó de los Archivos Nacionales de Ultramar un artículo extraviado que el autor de “La Peste” había escrito el 25 de noviembre de 1939 para Le Soir Républicaine de Argel. En Francia regía la censura y el texto nunca salió a la luz, hasta ahora. Allí define los cuatro mandamientos de la prensa libre: lucidez, desobediencia, ironía y obstinación. El periodismo –escribió Camus– debe “rechazar lo que ninguna fuerza le podría hacer aceptar: servir a la mentira”. Más de siete décadas después, sus palabras arden como una antorcha que ilumina este presente amenazado por tantos oscuros abismos.
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